Carta de un militante

Publicado en por Proyecto Sur Malvinas Argentinas

 

      Cansado de deambular por esta vida vacía y llena de injusticias, he decidido darle sentido a la mía. Y éste viene abrazado de un ideal y una causa: la causa de la emancipación nacional que es, en definitiva, la causa del pueblo.

 

      He decidido pasar al plano de las acciones concretas, que son la única manera de transformar la realidad imperante. Como una vez lo manifestó Carlos Marx, “no sólo hay que comprender la naturaleza, es preciso modificarla y una vez entonces el hombre se convierte en arquitecto de su propio destino”.

 

      La década del noventa y el beneplácito de los gobiernos latinoamericanos al neoliberalismo han subyugado y socavado la voluntad política y espiritual de nuestros pueblos, que han perdido toda esperanza. Sin embargo, y a pesar de todo, aún hay hombres y mujeres que creen que hay otra realidad posible. Esos que día a día dejan retazos de su vida en el camino para alcanzar el bien común, y no claudican ante la presión del sistema y de sus cipayos.

 

      A ellos es que he decidido unirme, a su causa y a su lucha. A su vida de sacrificios y de constantes decepciones. Pero desbordante de convicciones guiadas por los más nobles sentimientos. Porque las revoluciones se hacen – como acuñaba un gran líder latinoamericano- guiadas por el amor, por el amor a los hermanos de nación y a la patria.

 

      Muchas veces me han dicho que estoy perdiendo el tiempo, que “las cosas son así y así se quedan”. Prefiero ser un soñador, entonces, y desoír las palabras de esos consejeros que han perdido la fe y se resignan a vivir una vida pasiva y destinada a enriquecer, sólo, el espíritu materialista.

 

     Ha llegado la hora, y Proyecto Sur es la fuerza en la que he de depositar todas mis esperanzas y esfuerzos para transformar esta Argentina saqueada y avasallada por intereses foráneos de un capitalismo sin patria ni bandera. Desde aquí, el partido de Malvinas Argentinas, o desde el último rincón de este mundo donde nuestro mensaje sea escuchado por otros, lucharé por la consolidación de este movimiento que pretende transformarse en un gran movimiento de masas, nacional y de carácter emancipador. Y que está integrado por hombres y mujeres del campo popular, que anhelan un país independiente, sobrenado y justo.

 

     Las elecciones del 28 de junio trajeron un mensaje de esperanza para quienes formamos parte de esta patriada. Un mensaje que ratifica, una vez más, que los sueños también son posibles cuando se lucha por ellos con fervor y pasión; cuando se persigue un ideal con convicción y certeza de alcanzar una causa nacional.

 

     Pero es sólo el comienzo de un largo y dificultoso camino que debe ser recorrido con la seguridad de saber que lo estamos haciendo por nuestros hermanos de nación y por la liberación de nuestra patria de las fauces de los imperialismos que nos sojuzgan.

 

      Lo hago por conciencia nacional y por convicción propia. Por la reconstrucción de la Argentina y por la unión de todos los pueblos de Latinoamérica en torno a una causa de grandeza que traiga consigo la felicidad que los trabajadores y los más humildes nunca tuvieron.

 

      Hago, también, un llamamiento, desde mi condición de militante barrial, a todos aquellos que sientan y crean que otra realidad es posible. A esos que se sepan herederos de las epopeyas sanmartinianas, bolivarianas, de Artigas, Belgrano, el Che, de Perón o Evita. A todos ellos los esperamos con ansias y regocijo para iniciar, juntos, la causa de la liberación y de grandeza de nuestra patria.

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